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miércoles, 21 de octubre de 2009

¿Vivimos en Democracia?

La verdad y la duda.


¿La búsqueda de la verdad, siempre relativa, amerita o justifica los medios para llegar a ella?

Por Rubén A. Spaggiari para Diario21/fps y la Web

La controversia planteada entre Estela Carlotto, referente de Abuelas de Plaza de Mayo y “Lilita” Carrió, dirigente del ARI y la Coalición Cívica, sobre la valides de exigir el ADN en supuestos nietos de desaparecidos, específicamente se plantea este hecho sobre la identidad de los hijos de Ernestina Herrera de Noble, viuda del mítico dueño de Clarín. En particular porque parece responder el notorio enfrentamiento que el matrimonio Kirchner tiene con el grupo Clarín.
Se diría que es inevitable observar el accionar de la monarquía gobernante para entender porque este entredicho se enrola en los mecanismos utilizados por el gobierno de turno para dirimir la controversia con el poder de la prensa que tiene preocupados a los Kirchner.
No podemos negar, esto lo sabe la sociedad global, que los abusos y excesos atribuidos a los grupos de poder de la Prensa Argentina de las últimas décadas, haciéndose beneficiarios de leyes de gobiernos de facto, han contribuido a otorgar un cierto reconocimiento a ese obstinado empecinamiento que los Kirchner han esgrimido con el Grupo Clarín y en menor grado con los grupos de poder de las comunicaciones.
Desde estas páginas hemos denunciado el accionar repulsivo de Papel Prensa, sociedad mixta con un 27% del Estado Nacional que ejerció durante los años difíciles presión sobre los medios gráficos del interior para con el pretexto de otorgarles la cuta de “Papel Nacional” mantuvieran una editorial alineada con el decir del poder nacional.
Todos sabemos los abusos cometidos por el poder que permitió un manejo irrestricto del espectro radioeléctrico otorgando licencias de radio y televisión en forma arbitraria, antojadiza, sin controles y como pago por ciertos “favores” políticos o por mirar sin ver, ni publicar, la realidad nacional.
Claro que no faltan razones de peso para querer cambiar las cosas, la ley de Radiodifusión o Comunicaciones que reemplazara la de la Dictadura hacía tiempo que se esperaba y pretendía modificar sin embargo los grupos de poder siempre ejercieron su presión para que esto no sucediera.
Sin embargo el manejo dictatorial y malsano que en DEMOCRACIA se ha realizado para obtener la famosa ley “K” habla a las claras de lo enfermizo de una sociedad que se vale de cualquier artilugio para obtener lo que podría haberse logrado si nuestros políticos, parlamentarios y dirigentes estuvieran a la altura de las circunstancias.
¿Qué diferencia existe entre quién impuso la norma dictatorialmente desde un gobierno de facto y el que la impone ahora estando en democracia y con un Parlamento en pleno funcionamiento?
Un gobierno que utiliza cualquier herramienta política, corrupción, coerción, para lograr sus objetivos, muestra a la sociedad que cualquier medio es válido para lograr sus objetivos y esto en la actual situación del país sólo mina ostensiblemente los valores de nuestra sociedad.
Este hecho puntual, planteado en la enorme lucha que vienen desarrollando abuelas de plaza de mayo, lucha a la que adscribo y respeto profundamente, es un mecanismo que debe ser entendido como viable y necesario, siempre y cuando el interesado, o principal involucrado, acepte el ejercicio de dicha herramienta de búsqueda de identidad.
Ninguna persona adulta está obligada a aceptar aquello que no quiere, en particular si lo que se pretende es una invasión a su privacidad a su intimidad, nada más íntimo que la identidad.
Al margen de los factores económicos o financieros, que en éste caso particular existen ya que los hijos de Ernestina de Noble son los herederos legítimos de su fortuna y hoy adultos viven la vida que las circunstancias, nefastas si se demostrara que son niños apropiados, les han permitido vivir.
La verdad es siempre relativa y en éste caso específico lo es mucho más.
Si lo que se plantea como probable, fuera cierto, los niños fueron dados en tenencia y a partir de allí, sin ellos saberlo comenzaron una vida que los forjó tal como son hoy.
Ya en el presente el sólo echo de haberles planteado la duda sobre su origen y destino, es un daño que sólo ellos podrían explicar, sólo ellos deben decidir sobre la actitud a seguir en ésta controversia, en particular cuando de su decisión dependerá que sus apropiadores sean juzgados con todo el peso de la ley.
El argumento esgrimido es que aún demostrándose su verdadera identidad, si esta respondiera a las sospechas de Abuelas, los derechos adquiridos por los herederos del matrimonio Noble no se perderían pero condenarían irremediablemente a los únicos padres que conocieron.
Creo que perderían mucho más que simples derechos hereditarios, perderían una identidad y lazos que construyeron, para ganar otra identidad que deberán construir a partir de supuestos que ellos mismos tendrían que reconstruir, desde el dolor y el desarraigo, es entendible que nadie quiera pasar por esto, ya bastante deben tener con la dramática duda de no ser.
El hombre en su vida se plantea objetivos y búsquedas que defiende y alimenta con esfuerzo y dedicación para lograrlos.
En esa dedicación y esfuerzos, puestos al servicio de una causa noble y altruista, muchas veces se lesionan intereses o derechos de aquellos que se pretende beneficiar y esto llega a parecernos aceptable, por el fin que se busca.Si los principales involucrados en este proceso de búsqueda, al presente ya adultos, deben decidir por sí, que hacer, porque saben que destruirán todo lo que conocen, para posiblemente, reconstruir otra vida.

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