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jueves, 22 de octubre de 2009

Se equivocan quienes piensan que el Periodimo Independiente no tiene razón de existir.

Periodismo Independiente


En el acto autoconvocado en el emblemático Teatro Argentino de La Plata por el P.J. Bonaerense con motivo de la recientemente aprobada Ley “K” dentro de los encendidos como “voluntariosos” discursos a favor de la tan mentada norma sobre comunicaciones, se dijo, palabras más, palabras menos: “... El periodismo independiente ya no tiene razón de ser porque en la norma están contemplados todos los sectores...”


Quién haya expresado ésto demuestra a las claras el total desconocimiento que tiene de la profesión y actividad periodística, el sentido que abrazar esta profesión tiene para quienes, hacen de ésta actividad su razón de ser.
Debemos separar el periodismo por convicción y vocación de aquel ejercido conveniencia, oportunidad o preferencia.
Todo periodista sabe efectivamente que sería ilusorio pensar que el actual mundo de la información permite la total independencia de la profesión.
Solamente sabiendo, comprendiendo que, por ser una actividad y manifestación humana se adquiere una subjetividad que ejerce íntimamente una dependencia de principios y valores principistas producto de nuestra formación.
Pero también todos los periodistas saben que no es este tipo de dependencia a la que nos resistimos con mayor frecuencia y vehemencia sino aquella que viene desde los poderes relacionado con la actividad o profesión y que limita o coarta la libertad para expresar aquello que en nuestra subjetividad intentamos comunicar.
En el “Decálogo del Periodista” del prestigioso periodista español Camilo José Cela uno de los puntos del decálogo establece la relación con el poder empresario de medios de comunicación social.
Cela manifiesta la imposibilidad del trabajador de compatibilizar aquellos preceptos, que conforman su capital y marcan su estilo, con los intereses empresarios, o se miente a sí mismo o engaña a su empleador, por lo tanto como ni lo uno, ni lo otro expresan una conducta correcta, se deberá renunciar.
El periodista por convicción, que abraza su profesión con profunda vocación, esta obligado desde que ha logrado afianzar su actividad a enfrentarse constantemente con esta dicotomía de trabajar en forma rentada para un medio o empresa que establece que, cuando y como escribir.
Está demostrado que en algunas circunstancias y situaciones de la actividad, esta forma de trabajar suele ser aceptable y muchas veces muy buena, asegura un salario y pauta de antemano, con grillas preestablecidas, los temas que se abordarán, muchas veces por anticipado a las fechas de publicación.
Esto suele ser viable para el artículo o notas de fondo en publicaciones periódicas científicas, culturales o de interés general que se realizan desde la redacción o por el colaborador part. o full time.
Muy por el contrario cuando se tratan temas de la actualidad política y social y en particular cuando la empresa para la que se trabaja tiene una posición en la actividad de relevante importancia y con una editorial clara y consecuente con sus lineamientos políticos.
En éste último caso el periodista deberá ser consecuente con el fondo editorial del medio o la empresa editora, de lo contrario a ésta no le servirá y su posición estará cuestionada, como lo establece C.J. Cela.
Pero por el contrario el renunciar a servir a intereses que no le son propios no significa renunciar a su vocación y a su profesión el periodista buscara la forma de manifestarse en forma autónoma o independiente minimizando al máximo las dependencias que determinen su accionar y es aquí donde nace ese periodismo independiente que perdurará por siempre y que si es dependiente lo es y será de sus anunciantes, quienes se convierten en mecenas de su periodista, sin otro interés que escucharlo en la radio, leerlo en los medios gráficos o verlo en la televisión.
Es cierto que este tipo de “Periodismo Independiente”, que suele ser usufructuado por los “grandes periodistas consagrados”, comprometidos con la gente, el público antes que con los poderes de turno, no abunda, la historia resiente de nuestro país no ha mostrado que no todos los periodistas consagrados y hábiles en su profesión, fueron o son “Grandes”, pero los hay.
Estos se convertirán en gestores de su profesión, sus propios agentes, editores relacionándose con sus anunciantes en forma personal y a veces con una relación de amistad.
Editarán sus propias publicaciones, cuando su interés pase por la grafica, o gestionarán sus propios espacios radiales o televisivos, cuando ésta sea su inclinación.
La única dependencia en estos casos será con sus anunciantes, porque de ellos dependerá la continuidad de su tarea y subsistencia.
Pero el “Periodismo Independiente” jamás dejará de existir aún con la más perfecta ley, es por esta razón que repito se equivocan quienes dicen que el “Periodismo Independiente” ya no tiene razón de ser.
La tendrá en la medida que la condición humana es la impronta que mueve los destinos de la humanidad y su estupidez no puede soslayarse, ni extirparse definitivamente, entonces siempre existirá un portavoz para los que no tienen vos que quiera, espere o piense que tiene algo para decir, fuera de las pautas que marca el poder.

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