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martes, 6 de octubre de 2009

¿Qué tienen en común el Petróleo y los Celulares?

“... Miente, miente, que siempre algo quedará...”

En el programa de Víctor Hugo Morales, el miércoles 13 del corriente, hicieron referencia a los efectos que los celulares tienen sobre la salud y si bien manifestaron que la OMS asegura no poder culpar a estos teléfonos de generar afecciones sobre los seres humanos, los miembros de dicha organización alertaron sobre su uso incontrolado.
Mientras los integrantes del programa, a su vez hacían referencia y algunas acotaciones sobre si dormir con el celular encendido tenía una acción perjudicial sobre nuestra salud.

Ruben Spaggiari

En la bajada pregunto que podemos observar tienen en común el petróleo, los celulares, si bien es una cuestión muy personal, creo poder asegurarlo sin temor a equivocarme, que aquellos aspectos que los une no es uno, sino varios, y a su vez la resultante, es la misma.
Para responder a la pregunta de la bajada, el título de ésta nota sería la mejor respuesta, pero quiero desarrollarla para clarificar porqué los une, la mentira.
Existen otros aspectos aglutinantes que hacen que ni siquiera la OMS se atreva a denunciar, aquello que saben perfectamente y que, paradójicamente, quienes trabajan en un medio radiofónico deberían saber, no sólo por aquellos hipotéticos conocimientos profesionales, que les deberían ser propios, sino porque de no ser así su vida sana estaría seriamente comprometida.
En primer lugar debemos saber que el organismo humano funciona por la acción e interrelación, o asociación, de corpúsculos bioeléctricos, las células, que forman la materia, energía compactada, aquello que llamamos cuerpo.
Si tenemos claro esto, como lo tienen todos los físicos, biólogos, algunos médicos y no muchos seres humanos, sabremos, o deberíamos, de que manera influyen o actúan en esos organismos, nuestros cuerpos, las cargas eléctricas externas.
Quienes trabajan con emisores de radio frecuencia saben que de ninguna manera deben exponerse a estas en aquellos sitios donde su incidencia es perjudicial.
Toda antena emisora tiene un “campo” eficaz y uno “negativo” donde las invisibles líneas de radiación no son eficaces.
De allí que una emisora, en proximidades de su fuente de emisión, pueda o no ser captada libremente o con espurias o interferencias desagradables.
Si un ser humano se expone a la fuente de radiación por un tiempo prolongado la respuesta de su organismo no se hace esperar y comienzan a surgir patologías que si bien la etiología, hasta hace poco tiempo, no se podía definir con precisión, desde la medicina alopática, la medicina oriental hace milenios que nos ha dado la respuesta.
Toda fuente emisora de energías radiantes, dependiendo de la potencia de sus radiaciones, es en mayor o menor medida perjudicial para la salud, dentro de su campo de acción.
Los celulares que son transreceptores, (Transmisores y receptores en un solo cuerpo físico) tanto cuando reciben, pero en particular cuando emiten, lo hacen a través de éste tipo de energías radiantes que en el caso de los celulares, es de muy pequeña potencia, motivo por el cual deben pulular las antenas de las empresas telefónicas por toda la ciudad y cada ciertos kilómetros en las áreas suburbanas.
Esa pequeña potencia es poco letal en la distancia, pero pegado a la cabeza o sobre la oreja es altamente peligrosa si se practica con asiduidad.
Si además tenemos en cuenta el parque creciente de celulares permanentemente en uso está todo dicho.
Un trabajador de equipos de radiofrecuencia tiene prohibido trabajar sobre la zona de radiación cuando se está emitiendo, esto lo saben los radaristas, los antenistas y deberían saberlos los trabajadores de la Radiofonía.
¿Porqué suponen que en las radios de AM los transmisores y antenas generalmente se hallaban fuera del sitio donde se encontraba el estudio, en pleno centro de la ciudad y se instalaban en las áreas abiertas de entonces, Pacheco, San Fernando? Luego estas instalaciones quedaron como parte del paisaje y ya nadie preguntó, pero si se siguen utilizando, ahora con áreas muy pobladas, ocurre lo mismo o similar, como con las torres de transporte eléctrico.
¿Porqué cuando se hacían juntos los estudios estaban en la base de la torre de la antena, cuyo basamento generalmente se hallaba en el patio de los estudios?
Justamente porque en ese lugar, la base física de la torre, se correspondía con el nódulo de incidencia negativa de la radiación, esto cualquier antenista, ingeniero electromecánico o electrónico lo sabe, y no es ningún secreto, está en los libros.
Una prueba curiosa para ver si estas antenas tenían “perdidas” consistía en colocar varios tubos fluorescentes sin conectar simplemente apoyados en la base de la torre para ver si se encendían ya que la radiación activaba el gas argón del interior del tubo.
Todo esto ocurre porque tanto el petróleo como los celulares son generadores de grandes ganancias y quizás, si las denuncias se concretaran y tuvieran resultados positivos, los males que se producirían serían mayores.
Hace mucho tiempo cuando vivía mi querido amigo Florencio Escardo, con quién colaboré en sus últimos años, escribí una nota de fondo titulada “Los Iones Negativos y la Salud” en la que resumía algunas de las experiencias que habíamos trabajado juntos aquí en Buenos Aires, que él utilizaba con sus pacientes, y que se estaban utilizando en otras latitudes con muy buenos resultados, sin embargo aquí se lo atacó rechazando a priori su tarea.
La Mentira es el aglutinante de todo esto, como resultante tenemos el creciente Calentamiento Global, no por la incidencia de aquellos derivados del Petróleo, o la perniciosa acción de la mano del hombre sobre nuestro ecosistema, no, nada de eso es el motor de lo que nos pasa y que nos esta llevando a la destrucción, el motor y generador de nuestros males es la estupidez humana.
Cuya más elocuente muestra la tenemos en nuestro país donde la audiencia prioriza a Tinelli, Susana, sigue a la “Señora” por cuarenta años, admira a “Pinti” pero no lo escucha, en cambio se idiotiza con “Los Midachi”, mientras programas como los de Vadía en canal siete o “La Segunda Argentina” se convierten en efímeras programaciones que intentan rescatar valores que parecen haber desaparecido del planeta.

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