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domingo, 29 de noviembre de 2009

El Mundo en Alerta

Nuestra casa está en peligro

Desde la óptica del ciudadano común somos cautivos de nuestra propia incapacidad de modificar nuestro comportamiento. El entramado social que nos contiene está enfermo y nosotros somos agentes indiscutidos de esa sociedad.
En Argentina no hemos tenido la fuerza suficiente para hacer que los compatriotas, que pusimos a dirigir los destinos de nuestro país, nos respeten, como ciudadanos y seres humanos.
Nos engañan diariamente, desde ese contexto sociocultural vemos como el mundo se deteriora por causas naturales y agentes externos producidos por nosotros, que aceleran dicho proceso, actitud que, como meros espectadores vemos pasar ante nuestros ojos sin que se nos esté permitido hacer nada.
¿Hasta cuando vamos a seguir en ésta postura?


Cada uno de nosotros, por lo menos aquellos que esperábamos algo, han sido burlados por el poder político y por los personeros del caos que en forma inequívoca hemos instalado en el poder, sin saber como revertir ésta situación.
Los acontecimientos de los últimos meses nos muestran un descontrolado mecanismo de gestión pública que solamente tiene un fin acrecentar el poder o perpetuarse en él.
A los Argentinos nos parece que todo se termina aquí y que además de ser la resultante de una sociedad enferma, esto nos pasa por ser Argentinos, ya que en otros países “... Más cultos y con mayor historia ¡Esto no pasa!...”
Solemos escuchar, por boca de algunos “viajeros frecuentes” que: “. En Francia esto no pasa ...” o a los viejos inmigrantes que, después de cincuenta años de vivir en nuestro suelo, y haber hecho lo mismo que hubieran podido hacer en cualquier lado, ¡Siempre qué se lo permitieran!
Continúan mirando con nostalgia al otro lado del charco y expresando su desconsuelo por no vivir en su tierra, añorando los momentos felices pasados allí.
Olvidando que la vida se nutre de todos los actos y no sólo de los que, subjetivamente, guardamos en nuestra selectiva memoria.
Ya no existen países buenos o malos; mejores o peores, para vivir, cada uno de ellos tiene su vida interior cargada de esos momentos buenos y malos que pertenecen a la vida de las personas que los producen.
En ese contexto, hoy llamado “Global”, es nuestra casa, nuestro querido y sufrido planeta tierra, el que sufre las consecuencias de nuestra estupidez consuetudinaria.
Solamente debemos ver la información internacional y seguir atentamente los sucesos que ocurren en cada país para ver que en cada sociedad y cultura existen aspectos negativos que atentan contra los “Momentos Felices” de sus integrantes.
Argentina no es una isla, perdida y aislada del mundo, sólo es un país que, como otros, no ha sabido hallar el rumbo del porvenir y se nos hace, porque en él vivimos las buenas y las malas experiencias, de nuestra efímera vida, que contribuimos al deterioro global con nuestra desidia e inoperancia para ver más allá de nuestra propia ambición.
En los años treinta, del siglo pasado, Franklin Delano Roosevelt le expresaba al Congreso, Como forma de conseguir créditos para los agricultores saqueados por la prolongada sequía que asoló el centro del país desde 1932 a 1939: Palabras más palabras menos, “... Los pueblos que no cuidan su suelo se arriesgan a las terribles consecuencias que nos propone la naturaleza...” Fue a partir de ese discurso que se creó el organismo de “Conservación de Suelos” que dirigió Paul Bennet, uno de los especialistas que transformó la forma de cultivos en los Estados Unidos.
En los últimos años los distintos gobiernos, los productores e inversores, sólo miraron el desarrollo a través de la caja de un banco, sin importarles los medios y consecuencias por tal actitud.
Una actitud que hoy vemos a generado consecuencias nefastas en nuestro país, situación que nuestros gobernantes parecen no ver, como si desconocieran la importancia que Bennet y Roosevelt avizoraron hace casi un siglo.
La estupidez humana es un valor agregado que el hombre impone en su medio y no es privativo de tal o cual país, por el contrario es un bien que se observa en todas las Naciones y en todos los dirigentes que ostentan el poder desde distintos estamentos.

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