Argentina por los Aires
Por Ruben A.
Spaggiari
Segunda
nota, que hoy incorporo a este bagaje de ideas y pensamientos, que hacen de mi
caminar una senda compartida con ustedes, lector y amigo, única razón de
existir para nosotros, los decidores de cosas.
Sólo por el derecho a pertenecer, durante su vida
activa, al colectivo periodístico, (Que no es poco) Trabajando de y como
redactor e ilustrador periodístico, (responsable
de Iconografía) en distintas publicaciones nacionales.
Quienes nos autodefinimos periodistas, por la sencilla
razón que nuestro título nos fue otorgado por nuestros lectores, después de
años, de recibir y leer aquello que publicamos, ser aceptado como tales.
Desde ese sitial, modesto, pero caro a mis aspiraciones
personales, me siento profundamente orgulloso del gran paso dado por mi país
con la inminente puesta en órbita del satélite de Comunicaciones ARSAT – I.
Ya lo comenté en la nota uno de esta serie, he seguido
de cerca el desarrollo espacial de mi país, por mis propias incumbencias
personales y como expliqué, por haber conocido y trabajado, codo a codo, con un
gran hombre que estaba vinculado al hacer de la industria espacial Argentina en
sus comienzos.
El logro de nuestro país no puede ser cuantificado por
el público o la sociedad global, ya que, la magnitud de ese merito trasciende
la simple percepción informativa, que les
llega globalmente.
Solamente el tiempo y la historia podrán plasmar la verdadera importancia de
este hecho y de estos sucesos vividos.
En nuestro país no tenemos un Silicón Valley (Región de Estados Unidos donde se centraliza la
industria de los semiconductores, electrónica y computación de nuestros días).
Tampoco tenemos una NASA. (Agencia Nacional de Administración Aeroespacial.)
Como tiene el país más poderoso del mundo, con presupuestos millonarios para
estos emprendimientos.
Somos un importante: dentro del contexto de naciones
emergentes, pero modesto país, que intenta, con esfuerzo propio, capacidad
humana y la inventiva que ésta siempre demostró, tratar de recomponer ese
desequilibrio manifiesto y, sin competir, intentar posicionarnos en una
situación mejor, mirando al futuro.
Este hito relevante de la superación y tenacidad de
nuestra gente me llena de orgullo como Argentino.
Como argentino estoy acostumbrado a los espejitos de
colores que nos venden y, muy a nuestro pesar, muchas veces compramos; Por
suerte tengo años de esas vivencias argentinas y horas de calle que me dieron,
nos dieron, esa sapiencia que requerimos para balancear los logros, los yerros y
poder así observar el presente.
Hoy estoy contento.
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