Durmiendo
con el enemigo.
Sigue la gran farsa
Suele decirse que: “…
La realidad supera siempre la ficción”.
Todo lo que está sucediendo en el país,
de la mano de
los testaferros y cipayos de turno confirma esta afirmación.
Como
si nada hubiera ocurrido, los acontecimientos que se desarrollarán, de no
mediar una acción en contrario; expondrán con cruda ironía, lo hipócrita o
malsano del manejo de quienes manosean los destinos del país.
No
podemos decir que no ocurrió nada, se desarrolló un enfrentamiento bélico en
1982 y una serie de situaciones calientes tienen ocupados a nuestros
cancilleres, desde hace años.
Inglaterra
minó la confianza entre Chile y Argentina alimentando la división entre
nuestros países impulsado por la era “Pinochet” posterior al derrocamiento de
Allende, con la aviesa finalidad de
conseguir sus objetivos.
La
ocupación de las Islas Malvinas, puerta de entrada, para ellos del sector
antártico, que esperar lograr próximamente.
La
imagen que este país colonial, monárquico que se resiste a dejar atrás sus
sueños de control del mundo; tiene de Argentina es bien conocida y sus
apetencias territoriales sobre nuestras posesiones también, hemos sufrido dos
invasiones en el territorio, 1806/07 que pudimos rechazar, una ocupación de
territorio insular en 1833 que la distancia nos impidió defender con celeridad.
Dicha
ocupación conllevó, después de muchos años e intentos de recuperar por vías
diplomáticas las islas; en 1982 un intento, de nuestro gobierno, de facto de
turno, como una forma de legitimarse ante la ciudadanía, lo llevó a intentar
una recuperación de ese territorio; acción que como todo el mundo sabe, motivó
la conocida Guerra por Malvinas.
Ante
estas circunstancias, como puede esta banda de cipayos, que han puesto a administrar el país, pretender que nada
ocurrió
Es
que Inglaterra ¿Pretende convalidar su presencia en la Antártida, junto a nosotros?
Los gobernantes, rara vez
representan a sus pueblos, eso lo sabemos, y en
exceso por estas latitudes, pero también es cierto que el pueblo, nunca es del
todo inocente, de los desatinos de sus gobernantes de turno.
“El deterioro, sumisión o vasallaje,
de una nación es responsabilidad de los tibios que miran de soslayo como actúan
los testaferros de turno.” Dando pie a la famosa
frase del Gran: A. Jaureche: “La
culpa no la tienen los gringos que nos compran… Sino los criollos que nos
venden”.